jueves, 29 de abril de 2010

Víctor Hugo Rascón Banda (+)



Uruáchic, Chihuahua 1948, Ciudad de México 2008

Por tradición familiar debió dedicarse a la minería, sin embargo, su vida tomó otros derroteros como él mismo lo explica: “Con el nombre que mi madre me puso, me condenó a ser escritor y con la infancia que tuve, no podía ser más que dramaturgo”. Su casa familiar fue también un juzgado, así que desde muy pequeño escuchó las confesiones de quienes esperaban la sentencia de su abuelo. Y fue tan fuerte ese universo, donde las almas de los inculpados se abren en canal, que no pudo eludirlo convirtiéndose así en un destacado abogado, pero sobre todo, en un escritor comprometido con su época.

Salió tempranamente de su pequeño pueblo para continuar sus estudios, no obstante, con frecuencia retornó física o metafóricamente para alimentarse de los personajes e historias que le eran cercanos, para abrevar de la sabiduría rarámuri y de la extranjería alemana, francesa y española presente en su tierra; para encontrarse con ejemplos de resistencia. Su carrera de abogado le dio la posibilidad de seguir renombrados juicios y conocer las entrañas de la banca mexicana en momentos clave, mismos que le sirvieron como materia para su escritura dramática y cinematográfica.

Su obra resulta un espectro significativo que da cuenta de la complejidad del ser humano y de su relación con el entorno social. Escribió más de medio centenar de textos teatrales y varios guiones para cine como: Yanga, Días difíciles, Morir en el Golfo, Playa azul, Triste recuerdo, La rosa marcada, El poder de Onmicrón, El secreto de la Diana Cazadora, Jóvenes delincuentes, La muerte del Padre Pro, Puerta al cielo, Rosa de California, El criminal de Tacuba y Desterrado. Para televisión escribió: Alucinada, Cuentas pendientes, Días de feria, El Gato Montés, La China Poblana, La Isla de la Pasión, Nosotros los Gómez, Luz en la noche y Paloma herida.

Obtuvo diversos premios nacionales e internacionales entre los que destacan: Ramón López Velarde 1979, Teatro Nuestra América 1981, Juan Ruiz de Alarcón 1993, Rodolfo Usigli 1993 y Premio Hispanoamericano de las Artes Escénicas 2006. Fue miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua.

Entre sus obras dramáticas sobresalen: Armas blancas (1982), Contrabando (1991), Los ejecutivos (1996), La mujer que cayó del cielo (1999), Sazón de mujer (2001), Apaches (2003), El deseo (2003) y Los niños de Morelia (2005). Los personajes femeninos en la obra rasconbandiana han merecido diversos estudios que resaltan la fineza y profundidad con que el dramaturgo capta el alma y los laberintos femeninos.

Rascón Banda fue un incansable defensor de los derechos de los autores en la Sociedad General de Escritores de México, institución que presidió en dos ocasiones. Fue vicepresidente de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores.

A la industria cultural cinematográfica le dedicó su incansable, discreta y sutil lucha por mejorar sus condiciones; de esa inteligente intervención ahora se disfrutan logros como: las reformas a la Ley de la Industria Cinematográfica de 1977, el impulso a la creación del FIDECINE y posteriormente del EFICINE; además de su incansable autocompromiso como promotor por el cual se cristalizaron y consolidaron varios concursos, cursos y talleres para escritores cinematográficos.

La comunidad cultural de México reconoce en Rascón Banda a una de sus figuras más destacadas, tanto por sus creaciones como por la huella que dejó impresa en la vida cultural del país.

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